En todo el mundo, los gobiernos han estado introduciendo incentivos para estimular el cambio de vehículos convencionales a gasolina a los más sostenibles. Incluyen créditos fiscales y exenciones fiscales, incentivos regulatorios, rebajas de compra y varios beneficios, como exenciones de tarifas, dirigidos a los conductores de automóviles privados y de empresas. Dado que las corporaciones hacen la mayoría de las compras de automóviles nuevos en muchos mercados, los incentivos fiscales, así como los subsidios directos, pueden contribuir a lograr el objetivo. Además, puede ser otro enfoque otorgar créditos fiscales a los conductores de vehículos con menos emisiones al tiempo que impone una mayor carga fiscal a quienes conducen automóviles que producen más emisiones. Los incentivos financieros, como los reembolsos de compras, pueden alentar adecuadamente a los compradores privados a intentar cambiar al automóvil más ecológico.