1. Arranca el coche cada 10 días y circula con él durante 10 minutos:
Pon en marcha el vehículo y realiza una vuelta corta por donde puedas, aunque sea por dentro del parking. Espera que la temperatura del motor llegue a 90°. Con esto conseguirás que el motor se lubrique y que el resto de fluidos como el líquido de freno y el refrigerante circulen y así evitar que se estanquen y se echen a perder. Al circular, evitarás que los neumáticos se deformen por el propio peso del vehículo y las articulaciones agradecerán que las muevas de vez en cuando. Además, al calentar el motor, conseguirás que trabaje el filtro de partículas de escape. Con esto harás también que se cargue la batería y la conservarás en mejores condiciones.
2. Acciona los componentes eléctricos y electrónicos:
Cuando lleves 10 minutos con el vehículo en marcha, activa el aire acondicionado para que funcione y no acumule suciedad. Baja y sube los elevalunas, mueve los retrovisores y el resto de componentes eléctricos y electrónicos para evitar que los pequeños motores que los accionan se queden bloqueados por la falta de uso.
3. Desconecta la batería:
En el supuesto de que no puedas llevar a cabo los dos primeros consejos, desconecta la batería. Con el coche parado también se consume la batería y este elemento es lo primero que podría fallar. Es conveniente que la desconectes y que tapes la carga positiva (indicada con un signo +) con un tapón o cinta aislante. Algunos vehículos tienen la opción de “modo reposo”. Si es tu caso, actívalo, y así conseguirás alargar su vida si tienes el vehículo parado.
4. Limpia las gomas de las escobillas limpiaparabrisas:
Las gomas en general se resecan al estar en el exterior y no tener uso, y las de los limpiaparabrisas no son una excepción. Límpialas con un trapo húmedo con jabón para evitar que acumulen suciedad.
5. Limpia el vehículo por dentro y por fuera:
la suciedad que se deposita encima de la carrocería, sobre todo la resina de los árboles y los excrementos de animales, pueden generar óxido y provocar manchas que podrían ser permanentes. En el caso del interior del vehículo, tapicería, alfombrillas y el resto de elementos interiores pueden provocar malas olores al estar sucios.